
Las fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy, declaradas de Interés Turístico Internacional, son una vibrante celebración que tiene lugar cada primavera en Alcoy, Alicante. Conmemoran la legendaria defensa de la ciudad en el siglo XIII gracias a la milagrosa intervención de San Jorge contra las tropas musulmanas de Al-Azraq.
La celebración se desarrolla a lo largo de tres días intensos:
Día de las Entradas: Un espectacular desfile de miles de festeros ataviados con ricos trajes moros y cristianos, acompañados de música festera que marca el ritmo de su majestuoso paso.
Día de San Jorge: Dedicado al patrón de la ciudad, con actos religiosos centrales como la misa mayor y la procesión.
Día del Alardo: Representación de las batallas entre ambos bandos mediante el estruendo de la arcabucería y las declamaciones de las embajadas, culminando con la aparición triunfal de San Jorge a caballo.
Estas fiestas son una profunda expresión cultural que combina historia, fe, arte y tradición, uniendo a familias y cautivando a visitantes con su colorido, música y fervor.
Moros y Cristianos de Alcoy: Un Espectáculo de Historia, Fe y Fiesta
El origen de estas festividades se remonta al siglo XIII, conmemorando la milagrosa intervención de San Jorge en la defensa de Alcoy frente a las tropas del caudillo musulmán Al-Azraq. La leyenda cuenta cómo, en el fragor de la batalla, la figura del santo apareció sobre las murallas, infundiendo valor a las tropas cristianas y propiciando su victoria. Este hecho histórico-legendario se ha mantenido vivo a lo largo de los siglos, evolucionando hasta convertirse en la fastuosa representación que conocemos hoy.
La estructura de las fiestas se articula en torno a tres días intensos y emocionantes. El primero, conocido como el **Día de las Entradas**, es un derroche de esplendor y colorido. Miles de festeros, ataviados con ricos trajes que evocan la indumentaria mora y cristiana, desfilan majestuosamente al son de la música festera. Las marchas moras, con sus ritmos evocadores y melodías melancólicas, contrastan con los pasodobles cristianos, llenos de brío y marcialidad. Cada "filà" o agrupación de festeros muestra con orgullo la belleza y el detalle de sus vestimentas, el cuidado de sus caballos y la sincronización de sus movimientos, creando un espectáculo visual y sonoro inolvidable.
El segundo día está dedicado a **San Jorge**, el patrón de la ciudad. Los actos religiosos toman protagonismo, con una solemne misa mayor y la tradicional procesión en honor al santo. Es un día de recogimiento y devoción, donde se renueva el fervor popular hacia la figura que, según la tradición, protegió a Alcoy en momentos de dificultad.
El tercer y último día es el del **Alardo**, la representación de las batallas entre moros y cristianos. Desde la mañana, el estruendo de la arcabucería resuena por toda la ciudad. Los festeros, divididos en sus respectivos bandos, recrean los enfrentamientos históricos en diferentes puntos del casco urbano, culminando en la Plaza de España. Las embajadas, textos declamados con solemnidad, preceden a las espectaculares "guerrillas", donde el humo de la pólvora y el sonido de los disparos envuelven al público en una atmósfera épica. La jornada finaliza con la apoteósica aparición de San Jorge a caballo sobre el castillo, simbolizando la victoria cristiana.
Más allá del espectáculo, las fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy son un crisol de sentimientos y tradiciones. Son un punto de encuentro para familias enteras que participan activamente en las "filaes", transmitiendo de generación en generación el amor por sus costumbres. Son una expresión artística que combina historia, teatro, música y danza, creando un patrimonio cultural único y valioso. Son, en definitiva, el alma de un pueblo que vive con pasión y orgullo su legado histórico.
Visitar Alcoy durante sus fiestas de Moros y Cristianos es sumergirse en un mundo de fantasía y fervor. Es presenciar una tradición centenaria que se renueva cada año con la misma intensidad y emoción. Es comprender la profunda conexión de una comunidad con su pasado y su identidad. Es, sin duda, una experiencia que deja una huella imborrable en el corazón de quienes la viven.
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